BEATRIZ MIGUEL HERNÁNDEZ, RECTORA DE LA UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CARTAGENA ¿Cuál es el papel que está desarrollando la ingeniería en la sociedad actual?
Para la RAE, ingeniería es el “conjunto de conocimientos orientados a la invención y utilización de técnicas para el aprovechamiento de los recursos naturales o para la actividad industrial”. Creo que la definición viene muy bien para contextualizar debidamente. En los últimos 30 años el desarrollo de la tecnología y, por ende, de la ingeniería, ha sido vertiginoso. A las nuevas generaciones, nacidas en la era digital, les cuesta imaginar la escasa potencia de cálculo de los primeros ordenadores personales, la vida sin teléfono móvil o tabletas inteligentes. La ingeniería contribuye notablemente a la transformación de la sociedad en todos sus aspectos, social, económico, cultural, etc. La ingeniería ha modificado, por ejemplo, los automóviles, las viviendas, nuestros hábitos de consumo, nuestros desplazamientos y hasta nuestra actividad social. Y no hay marcha atrás. Pero hay dos grandes retos al respecto que durante este vertiginoso desarrollo no hemos valorado debidamente: la energía y los materiales. Se incremente nuestra dependencia energética sin tener en cuenta que es un bien finito y que supone pagar un alto precio medioambiental. Hemos utilizado materiales cada vez más livianos y funcionales sin considerar que también son un bien escaso. Y a esto se enfrenta la ingeniería; grandes y apasionantes retos. Además, creo que debemos tener en cuenta que, como apunta Nuria Oliver, no todo desarrollo tecnológico es progreso. Y uno de los retos en conjugar ambos conceptos. El futuro para la profesión es emocionante; es un reto constante a la inteligencia humana y a su poder de adaptación. No será suficiente con que el profesional de la ingeniería resuelva problemas concretos. Todo está conectado. Además de los recursos económicos, deberá tener en cuenta el impacto social y medioambiental -no olvidemos el marco que propone la Comisión Europea con el llamado Pacto Verde- a la hora de proporcionar soluciones. Estamos en un momento en que la ingeniería ha de mostrar su faceta humana, su proyección social. Una ingeniería en progresión constante centrada en el ser humano y sus necesidades. ¿Cómo apoyan desde la universidad a potenciar ese rol? Subrayamos que el profesional de la ingeniería es más polifacético. Ponemos énfasis en que tiene que abordar problemas transversales, estar atento a su entorno y, consecuentemente, en estado de formación continua. Somos conscientes de que debe comunicarse, asimismo, en otros idiomas y saber manejarse en diversos entornos y trabajar en equipos multidisciplinares. Todo ello sin perder de vista, naturalmente, su formación académica y el carácter innovador que caracteriza a la profesión. Desde la universidad estamos aumentando las relaciones con las empresas para que el alumnado complemente sus conocimientos teóricos con la práctica profesional a través de las prácticas en empresa. En este sentido no debemos olvidar el importante papel que desempeña nuestra Red de Cátedras. Por otro lado, estamos colaborando, además, en la preparación de títulos propios que permitan la formación postgraduada de los egresados y en la formación en emprendimiento que favorezca y les permita llevar a cabo sus propias ideas ¿Cuál es la evolución de la participación de los estudiantes en las universidades de ingeniería? ¿Qué futuro le augura? Según las cifras que proporciona el Ministerio de Universidades, en los último 5 años el 15% del total de titulados en las universidades españolas lo hicieron en las distintas especialidades de la ingeniería. Sin embargo, este porcentaje parece insuficiente frente a la demanda de esta profesión por parte de las empresas. Según el estudio de “Calidad de la inserción laboral de los graduados universitarios” el 92% de los graduados en ingeniería e industria trabajan en puestos relacionados con su formación. Además, estos ámbitos muestran mayor y mejor calidad de inserción laboral; más contratos a tiempo completo, más puestos de alta cualificación y con un salario neto mensual igual o mayor a 1.500 euros. Y también presentan el máximo del 12,5% en la proporción de titulados trabajando en el extranjero. Con esto datos, las expectativas respecto al futuro laboral de los ingenieros son rotundamente esperanzadoras. Las empresas de ingeniería crean puestos de trabajo cualificado pese a que, en muchos caos, habría que mejorar las condiciones económicas para poder retener los talentos. ¿Cómo se está desarrollando el colectivo femenino dentro de las universidades de ingeniería en la actualidad? Los datos dicen que la ingeniería sigue siendo un campo mayoritariamente masculino. Hay, en este sentido, diversos programas e iniciativas que, desde muchas instituciones, pretenden empoderar a las mujeres en las ramas de la ingeniería. La Universidad Politécnica de Cartagena colabora con la Real Academia de Ingeniería de España, en el proyecto “Mujer e Ingeniería”, encaminado a aumentar el número de vocaciones en ingeniería, especialmente entre las mujeres. Actos como la reciente toma de posesión de dos nuevas académicas en la Real Academia de Ingeniería, Elena García Armada y Ana Conesa Cegarra, el pasado mes de octubre presidido por su Majestad la Reina, ayudan a visibilizar el papel de las mujeres en la ingeniería. SARA GÓMEZ, DIRECTORA DEL PROYECTO MUJER E INGENIERIA ¿Cuál es el papel que está desarrollando la ingeniería en la sociedad actual?
A veces pensamos que la ingeniería es una profesión relativamente nueva, la realidad es que de una u otra manera ha existido siempre. Pensemos en la rueda, en la palanca o en la revolución agrícola (8000 a.C.). Pensemos también en los avances de las culturas griega o romana, en Europa. O en las culturas mesopotámicas y babilónicas en Ásia, o en los incas y aztecas en América. En mi opinión la ingeniería ha sido, es y será la profesión protagonista del progreso social y económico y autora de todos los cambios sustanciales de la humanidad. Gracias a la ingeniería y a sus aportaciones, el ser humano ha logrado desarrollarse y avanzar hasta la sociedad en la que vivimos actualmente. En los últimos siglos, todos los avances de la ingeniería han ido ligados a una revolución. La primera revolución industrial la protagonizó la máquina de vapor y supuso un cambio de modelo social y económico en Europa. En la segunda las ramas protagonistas de la ingeniería fueron la electricidad, los automóviles, los aviones y la producción en masa. Después de la segunda Guerra Mundial, la microelectrónica, las computadoras, las telecomunicaciones, internet…. Todos estos avances tecnológicos han cambiado el mundo de forma sustancial no han sido solo revoluciones industriales, también lo han sido sociales, y han hecho posible el progreso. Estamos ahora inmersos en la cuarta revolución, la que algunos denominan la de la inteligencia artificial, considera que ésta es de un enorme alcance, la más rápida y la más profunda, una revolución en la que la ciencia, la tecnología y la ingeniería son las protagonistas indiscutibles. Estamos hablando de Inteligencia Artificial y Machine Learning que nos permite analizar conjuntamente ingentes cantidades de datos, eliminando los errores humanos y creando herramientas fiables y fáciles que nos permiten tomar decisiones acertadas. Blockchain, en este momento usado principalmente en las criptodivisas, pero que se aplicarán en la seguridad alimentaria o la propiedad intelectual. Internet con la ayuda del 5G, el Edge Computing producirá una verdadera revolución en ciudades inteligentes, vehículos y drones autónomo. Será posible un sistema de transporte interconectado con evidentes beneficios medioambientales y sociales. Con la Computación cuántica cambiaremos los bits por los cubits que harán cálculos complejos inimaginables para las computadoras actuales. Nanotecnología, ya se usa esta tecnología en el ámbito de la salud para vendajes quirúrgicos para crear órganos o para hacer diagnósticos más certeros. Podemos manipular estructuras y manejar células, virus y trazas de ADN, utilizando robots y herramientas de tamaño microscópico. Otros retos indiscutibles son la producción de alimentos para una población que crecerá un 50% hasta 2050, la obtención de agua de la atmósfera o la construcción de centrales energéticas en el espacio. Todo esto en el entorno de conseguir la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Cuál es el papel de las universidades en la formación de los futuros profesionales de la ingeniería? Más allá de que considero que las universidades tendrán que cambiar sustancialmente sus estructuras, su misión y sus métodos, conviene recordar que existen evidencias, resaltadas en estudios muy rigurosos y serios, que advierten de los frenos a los que se están enfrentando las empresas para abordar la tan manida transformación digital en productos y procesos. La adopción de estas tecnologías se enfrenta a la falta de perfiles profesionales adecuados y a la falta de transversalidad de los perfiles profesionales existentes actualmente. En este contexto la colaboración estrecha y permanente de las instituciones de educación superior y los empleadores resulta imprescindible. La universidad no puede mantenerse ajena a estos cambios y tiene que prestar el servicio para el que es concebida y, en el caso de las universidades públicas, financiada por todos. Es importante abrir un debate valiente en las universidades y reflexionar sobre aquellas previsiones bastante contrastadas que nos indican que en los próximos años habrá una reformulación de los perfiles profesionales, más del 50% de las empresas, incluidas en Fortune 500, habrán desaparecido y más del 50% de las universidades tradicionales se habrán derrumbado. Estamos ante un cambio sin parangón en la historia y debemos dotar a la sociedad de los profesionales en la ingeniería, en la ciencia y en la tecnología, a la altura de tan enorme desafío. Riesgos y consecuencias de la falta de mujeres en la ingeniería. Desde hace casi 20 años padecemos una falta de interés de nuestros jóvenes por la ingeniería sin distinción de sexo, aunque en el caso de las mujeres el problema es aún mayor. Todos los datos que barajan las organizaciones nacionales e internacionales demuestran que la falta de estos profesionales puede poner en riesgo el desarrollo y el bienestar de la humanidad (UNESCO). Las mujeres siempre hemos estado infrarrepresentadas en este campo. Abordamos esta cuarta revolución industrial y la consecución de otros de los grandes retos de la humanidad como son los Objetivos de Desarrollo Sostenible dejando fuera de las estructuras que toman las decisiones a casi la mitad de las personas, a las mujeres. Tan es así que, el Secretario General de la ONU ha propuesto reunir a líderes de todo el mundo en la que ha denominado “cumbre del futuro”. Uno de los ejes de esta propuesta es regular las nuevas tecnologías. Si se llega a celebrar esta cumbre, prevista para 2023, estarán los líderes de los 193 estados miembros, donde el 90 % de los jefes de estado y de gobierno son hombres, lo que vuelve a dejar sin voz a las mujeres en los lugares donde se toman las decisiones. En este contexto, no puedo menos que compartir plenamente las palabras de la escritora Mónica Nepote cuando dice que, gracias a la tecnología, estamos ante un “cambio de paradigma” que está transformando nuestra forma de estar en el mundo y que esta tecnología refleja los sesgos y estereotipos de quien la diseña, según ella, hombres blancos y ricos. Contar con los criterios de las mujeres para establecer otro orden de prioridades humanizará la ingeniería y la tecnología, les dará sentido y reflejará claramente su propósito que sin duda no es otro que poner en el centro de todas las decisiones el bienestar de las personas, en especial de las más vulnerables, y garantizar la sostenibilidad del planeta. ASIER PERALLOS, DECANO DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO ¿Cuál es el papel que está desarrollando la ingeniería en la sociedad actual?
Es un papel esencial. Los avances en ingeniería siempre han sido muy importantes para el desarrollo económico y social, e históricamente han sido claves para la competitividad de ciertas industrias. Sin embargo, en estos momentos yo destacaría la manera en la que se ha generalizado los sectores en los que la ingeniería impacta. Hace años los avances en ingeniería eran fundamentales para ciertos sectores concretos: agrícola, construcción, energético, aeronáutico, industrial... Pero con la irrupción de las nuevas tecnologías y la transformación digital, el impacto se ha transversalizado, llegando a transformar sectores en los que la ingeniería no era tan relevante, como puede ser el caso de la sanidad, la banca o el comercio, por poner algunos ejemplos. ¿Cuál es su pronóstico con respecto a esta profesión? ¿Qué futuro le augura? Con respecto a la profesión es claro que el futuro es muy prometedor. El gap que existe entre el número de profesionales de la ingeniería y la demanda por parte de las empresas es muy grande. Es un clamor ya por parte de la industria la escasez de ingenieros que va a existir (de hecho, ya está ocurriendo). Y eso sin duda va a contribuir a que sean perfiles mejor valorados social y profesionalmente. Lo que ocurre es que esta situación de distancia entre la oferta y la demanda no es buena para el país. La existencia de profesionales cualificados en los distintos ámbitos de la ingeniería es clave para el desarrollo. Y esta necesidad va a ser especialmente acuciante en aquellas ingenierías más relacionadas con el ámbito de las nuevas tecnologías. Paradójicamente en el sector han venido tradicionalmente considerándose como "ingenierías de segunda", y sin embargo creo que en los próximos años su papel va a ser decisivo. ¿Cómo se está desarrollando el colectivo femenino dentro de la ingeniería en la actualidad? En el desempeño profesional yo diría que con total normalidad. No creo que haya nada que indique lo contrario. El problema está en el origen de todo, en el acceso a los estudios de ingeniería. Por lo general las mujeres optan mayoritariamente por estudios en el área de las ciencias sociales y de la rama sanitaria. No tienden a visualizarse en las ingenierías, a excepción de ciertas ramas concretas (por ejemplo, en diseño industrial, biomédica u organización). Hay estudios que demuestran que las niñas a edades tempranas pierden la confianza en sus propias capacidades en el área de las STEM. El entorno y ciertos estereotipos les hacen involuntariamente ver que no es para ellas. Hay que tener mucho cuidado con esto, porque nos jugamos mucho dejando fuera a la mitad del talento en nuestra profesión. Curiosamente, después, el desempeño académico dentro de las ingenierías no dice eso. Como anécdota, en nuestra facultad sólo el 25% del estudiantado son mujeres. Y, sin embargo, los premios a los mejores expedientes académicos que otorgamos anualmente suelen estar muy repartidos entre hombres y mujeres. Sin que esto permita establecer conclusiones por sí solo, estadísticamente es significativo. ¿Cómo cree ud. se puede apoyar el crecimiento de estudiantes de carreras técnicas en nuestro país? Ser ingeniero implica necesariamente pasar por la universidad. Y los parámetros a la hora de elegir estudios universitarios han cambiado, claramente. Antes la decisión era más utilitarista. La empleabilidad y el desarrollo profesional jugaban un papel fundamental. Ahora la componente vocacional tiene mucho peso. Y probablemente también hay una cultura del esfuerzo y del sacrificio diferente. Estudiar cualquier ingeniería es duro. Da miedo y echa para atrás. En mi opinión hay que incidir sobre el elemento vocacional. Y eso hay que hacerlo a edades muy tempranas. En bachillerato quizás sea ya tarde. Hay que explicar el papel de la ingeniería en la sociedad con ejemplos muy claros. Y establecer referentes. Es una carrera de fondo y es complicado, porque el efecto de las acciones llevadas a cabo no va a poder ser evaluado hasta quizás dentro de 10 años (por ejemplo, aquellas realizadas sobre estudiantes de primaria). Y con esos desfases es complicado operar, evaluar, corregir... De todas formas, creo que desde instituciones, universidades y algunas empresas, se está haciendo un gran trabajo que, antes o después, tendrá resultados. MARTA BALENCIAGA ARRIETA, DECANA-PRESIDENTE DEL COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS DE TELECOMUNICACIÓN ¿Cuál es el papel que está desarrollando la ingeniería en la sociedad actual?
Si repasamos los grandes hitos técnicos del siglo XX relacionados con la Ingeniería de Telecomunicación tenemos que citar los avances surgidos, como el transistor (dispositivo electrónico), la fibra óptica, el desarrollo informático, las comunicaciones vía satélite, el desarrollo de Internet, la movilidad de las telecomunicaciones que desembocan en el siglo XXI con la tecnología 5G, el desarrollo de todos los servicios que estas tecnologías han producido, los avances biomédicos, la ciberseguridad, la inteligencia artificial, ciudades inteligentes y un futuro prometedor. Hace dos años, ante la crisis creada por el COVID-19, los ingenieros de Telecomunicación fuimos protagonistas de cómo el esfuerzo de ingeniería permitió que la sociedad teletrabajara, la teleducación fuera posible y la telemedicina ayudara de forma directa a los ciudadanos. Las redes de telecomunicaciones estaban bien dimensionadas y preparadas para permitir que España pudiera seguir avanzando. Los Ingenieros de Telecomunicación, cuya función social no es todavía bien conocida por la sociedad pueden contribuir a que las personas se conviertan en “ciudadanos digitales” y a mitigar la “brecha digital” que provoca exclusión impulsando los objetivos de desarrollo sostenible e impactando de forma positiva a la Sociedad. ¿Cuál es su pronóstico con respecto a esta profesión? ¿Qué futuro le augura? Un pronóstico muy positivo. Mirando hacia el futuro es importante señalar las grandes tendencias que dominarán durante los próximos años en el ámbito de las tecnologías habilitadoras digitales para la información y las comunicaciones: el desarrollo del Big Data o el Internet de las cosas, blockchain; la lucha por nuevos modelos de producción dentro de la Industria 4.0; la ciberseguridad, la tecnología 5G o el debate entre seguridad y libertad y los derechos digitales. La sociedad estará cada vez más hiperconectada de modo que se tratará de que todo aquello que sea factible, se digitalizará, se automatizará, se conectará y se analizará, tratándose esos datos de forma inteligente y consiguiendo soluciones predictivas. Por tanto, el Ingeniero de Telecomunicación del futuro deberá ser muy flexible y creativo para adaptarse no solo a los cambios sino a las disrupciones, sin olvidar la dimensión humanista del profesional. Debemos preocuparnos de la tecnología con el foco puesto en las personas. Como profesión hemos cumplido en 2020 el primer Centenario del título de Ingeniero de Telecomunicación y hacemos gala de nuestro lema “la emoción de conectar” y, por tanto, “100 años conectando emociones”. Es clave que España siga apostando por la Ingeniería en sentido amplio y por los Ingenieros de Telecomunicación que egresan de las universidades que imparten el título de Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación (máster habilitante), y cuya función en esta sociedad tan marcada por la tecnología es fundamental. ¿Cómo se está desarrollando el colectivo femenino dentro de la ingeniería en la actualidad? Las mujeres dentro de la Ingeniería de Telecomunicación representan un porcentaje todavía bajo. A nivel de colegiados y colegiadas el porcentaje es 87%-13%, inferior al de hace unos años. Es el reto que hay que abordar en la Ingeniería. Abordarlo desde los comienzos de la escolarización en los colegios y escuelas y en etapas muy tempranas (antes de los 12 años). Hay que promover vocaciones tecnológicas en sentido amplio y, en especial, dentro de las niñas y las mujeres. Para ello, hemos de ser capaces de mostrar a las futuras ingenieras la función social que desempeña la Ingeniería en esta sociedad tan tecnificada. Iniciativas como el proyecto “Mujer e Ingeniería” de la Real Academia de Ingeniería, los trabajos que el GT Mujer IT del COIT viene realizando desde hace años, con el desarrollo de la iniciativa Pioneras IT que visibilizan a mujeres Ingenieras de Telecomunicación influyentes. ¿Cuál es el papel de los Colegios de Ingenieros? ¿Cómo ayudan a los profesionales del sector? Se trata de dar respuesta a la pregunta recurrente de estas últimas décadas. Los Ingenieros de Telecomunicación egresados de las Universidades españolas desconocen qué es el ejercicio de la profesión. Se cree que el ejercicio de la profesión se realiza exclusivamente de forma liberal, autónomo, cuando en realidad el ejercicio de la profesión es mucho más amplio. Y es ahí donde los Colegios Profesionales acompañan y ayudan a los profesionales a lo largo de sus carreras profesionales mediante la colegiación. Aparte del espíritu corporativo y del orgullo de pertenencia a la profesión que tratan mostrar, los Colegios profesionales (con encaje en el artículo 36 de la CE) son cada vez más necesarios ya que la transformación digital de la sociedad hace que el perfil del ingeniero (su función facultativa) tenga que adaptarse y, en ese proceso de adaptación, los Colegios Profesionales estamos facilitando la formación continuada de los ingenieros mediante cursos, seminarios, webinarios orientados al vertiginoso cambio de la tecnología. Se favorece el “networking”, la colaboración entre profesionales y empresas. Además, seguimos realizando labores de control e inspección y de garantía de los trabajos profesionales mediante la labor de visado y verificación (como entidad acreditada por ENAC) y el aporte de la necesaria cobertura de un seguro de responsabilidad civil profesional; aparte de los servicios de asesoramiento legal, fiscal, laboral que, sin duda, son los servicios más valorados por los profesionales colegiados. Es necesario poner en valor y enfatizar la función social que la Ingeniería desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación viene realizando. Es clave ser capaz de transmitir a los medios de comunicación la actividad del Ingeniero de Telecomunicación. Mostrar a la sociedad las bondades de las telecomunicaciones (aunque el espectro radioeléctrico no se vea y la fibra óptica se entierre). Y, finalmente, tenemos que ser capaces de conectar con los más jóvenes. Transmitirles “la emoción de conectar” y de participar en los órganos que la sociedad civil ha creado para seguir avanzando. |
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Noviembre 2022
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