ASIER PERALLOS, DECANO DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO ¿Cuál es el papel que está desarrollando la ingeniería en la sociedad actual?
Es un papel esencial. Los avances en ingeniería siempre han sido muy importantes para el desarrollo económico y social, e históricamente han sido claves para la competitividad de ciertas industrias. Sin embargo, en estos momentos yo destacaría la manera en la que se ha generalizado los sectores en los que la ingeniería impacta. Hace años los avances en ingeniería eran fundamentales para ciertos sectores concretos: agrícola, construcción, energético, aeronáutico, industrial... Pero con la irrupción de las nuevas tecnologías y la transformación digital, el impacto se ha transversalizado, llegando a transformar sectores en los que la ingeniería no era tan relevante, como puede ser el caso de la sanidad, la banca o el comercio, por poner algunos ejemplos. ¿Cuál es su pronóstico con respecto a esta profesión? ¿Qué futuro le augura? Con respecto a la profesión es claro que el futuro es muy prometedor. El gap que existe entre el número de profesionales de la ingeniería y la demanda por parte de las empresas es muy grande. Es un clamor ya por parte de la industria la escasez de ingenieros que va a existir (de hecho, ya está ocurriendo). Y eso sin duda va a contribuir a que sean perfiles mejor valorados social y profesionalmente. Lo que ocurre es que esta situación de distancia entre la oferta y la demanda no es buena para el país. La existencia de profesionales cualificados en los distintos ámbitos de la ingeniería es clave para el desarrollo. Y esta necesidad va a ser especialmente acuciante en aquellas ingenierías más relacionadas con el ámbito de las nuevas tecnologías. Paradójicamente en el sector han venido tradicionalmente considerándose como "ingenierías de segunda", y sin embargo creo que en los próximos años su papel va a ser decisivo. ¿Cómo se está desarrollando el colectivo femenino dentro de la ingeniería en la actualidad? En el desempeño profesional yo diría que con total normalidad. No creo que haya nada que indique lo contrario. El problema está en el origen de todo, en el acceso a los estudios de ingeniería. Por lo general las mujeres optan mayoritariamente por estudios en el área de las ciencias sociales y de la rama sanitaria. No tienden a visualizarse en las ingenierías, a excepción de ciertas ramas concretas (por ejemplo, en diseño industrial, biomédica u organización). Hay estudios que demuestran que las niñas a edades tempranas pierden la confianza en sus propias capacidades en el área de las STEM. El entorno y ciertos estereotipos les hacen involuntariamente ver que no es para ellas. Hay que tener mucho cuidado con esto, porque nos jugamos mucho dejando fuera a la mitad del talento en nuestra profesión. Curiosamente, después, el desempeño académico dentro de las ingenierías no dice eso. Como anécdota, en nuestra facultad sólo el 25% del estudiantado son mujeres. Y, sin embargo, los premios a los mejores expedientes académicos que otorgamos anualmente suelen estar muy repartidos entre hombres y mujeres. Sin que esto permita establecer conclusiones por sí solo, estadísticamente es significativo. ¿Cómo cree ud. se puede apoyar el crecimiento de estudiantes de carreras técnicas en nuestro país? Ser ingeniero implica necesariamente pasar por la universidad. Y los parámetros a la hora de elegir estudios universitarios han cambiado, claramente. Antes la decisión era más utilitarista. La empleabilidad y el desarrollo profesional jugaban un papel fundamental. Ahora la componente vocacional tiene mucho peso. Y probablemente también hay una cultura del esfuerzo y del sacrificio diferente. Estudiar cualquier ingeniería es duro. Da miedo y echa para atrás. En mi opinión hay que incidir sobre el elemento vocacional. Y eso hay que hacerlo a edades muy tempranas. En bachillerato quizás sea ya tarde. Hay que explicar el papel de la ingeniería en la sociedad con ejemplos muy claros. Y establecer referentes. Es una carrera de fondo y es complicado, porque el efecto de las acciones llevadas a cabo no va a poder ser evaluado hasta quizás dentro de 10 años (por ejemplo, aquellas realizadas sobre estudiantes de primaria). Y con esos desfases es complicado operar, evaluar, corregir... De todas formas, creo que desde instituciones, universidades y algunas empresas, se está haciendo un gran trabajo que, antes o después, tendrá resultados. Los comentarios están cerrados.
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Noviembre 2022
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